martes, 22 de abril de 2008

22.04 Nara - Nagoya




Nos levantamos temprano en la mañana para tomarnos un tren a Nara, ciudad que fue la primer capital de Japón. Al lado de la estación de trenes alquilamos bicis nuevamente, ya que nos gustó mucho este medio para recorrer nuevos lugares. Nuestra primera visita en Nara fue la Pagoda de 5 techos. Dentro de las pagodas se guardan las cenizas de los restos de grandes budas. Mientras nos sacábamos las fotos con la pagoda y acariciábamos a los ciervos que andaban sueltos por el parque, apareció repentinamente un señor desconocido quien nos empezó a marcar en un mapa los puntos de la ciudad que debíamos recorrer. Le agradecimos, nos despedimos y haciendo caso a sus instrucciones nos dirigimos al primer punto marcado. A minutos de haber llegado en BICI, este buen hombre aparece nuevamente ante nosotros. Se ofrece para sacarnos fotos y luego nos lleva según él al mejor punto del lago que nos encontrábamos visitando. Luego nos guió hacia el punto siguiente de visita y así sucesivamente fue que este buen hombre que nos dedicó toda la mañana se convirtió en nuestro nuevo amigo. Visitamos el Sagi – Ikepond (lago y Ukimido Hall) y el Kasuga Taisha Shrine, templo budista en donde nos enseñó a rezar y a pedir deseos tal como lo hacen los budistas. Nos explicó como conviven el sintoísmo y el budismo en Japón. El primero aplica para todas las cosas terrenales y cada familia ora a sus antepasados para encomendarles cosas como la salud, los negocios, estudio, etc. Por otro lado el budismo lo aplican para los asuntos del alma y lo que viene después de la muerte.
Luego nos acompañó a un jardín japonés al que no llevan a turistas y por último ingresamos al Todaiji Temple en donde hay un buda de madera enorme. A la salida y después de haber compartido más de una mañana, intercambiamos e-mail y nos despedimos de nuestro buen amigo y guía honorario. Otra clara muestra de la amabilidad de los japoneses. Sin conocernos y sin ningún interés económico este señor se ofreció a guiarnos y acompañarnos por toda la ciudad. Para colmo al día siguiente nos envió por mail un montón de fotos que nos había sacado con su cámara e incluso algunas editadas en blanco y negro o con forma de corazón y Flo y yo en el medio. Un grande el ponja, al que no sabíamos como agradecerle por su buena onda.
Paseamos un poco por Nara antigua y nos fuimos a la estación para tomarnos un tren a la ciudad de Nagoya. Al llegar, nos tomamos un bus a una plaza céntrica en donde se encuentra una terminal muy moderna de ómnibus con comercios que se llama Oasis 21 y que fue construida en el 2002 y cuyo techo superior es de vidrios transparentes con agua arriba del mismo formando una especie de piscina en la parte superior del edificio. Nos apuramos para regresar lo antes posible a Kyoto ya que al atardecer partíamos rumbo a Tokio con el resto del GV.
Ya en el tren rumbo a Tokio, en un viaje de 3 horas, a la hora de haber partido, el tren se detiene por más de 2 horas. Motivo: un suicida se arrojó a las vías. Hubo que esperar a que el equipo de investigación terminara sus trabajos para que el tren continuara su marcha. Dada la demora, llegamos en la madrugada a Tokio y ya el servicio de trenes internos no funcionaba hasta el otro día, por lo que no podíamos continuar viaje al hostel. La solución que nos dieron fue el habilitarnos un vagón en la estación de Tokio para que pudiéramos dormir allí hasta las 5 am, hora en que se reanudaran los servicios de trenes dentro de la ciudad. No fue de las noches más cómodas, pero con el cansancio que había se pudo dormir igual. Flo prefirió el piso del vagón.

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